Mis seis vinos del mes
- Michelle Morales
- 16 abr
- 3 Min. de lectura
Punta Cana, República Dominicana. Luego de una pausa etílica, como bien se acostumbra en estos tiempos modernos después del desaforo decembrino, retomé en febrero mi empresa de catar, asombrarme y compartir con el mundo esas pequeñas y grandes joyas que habitan en el universo vitivinícola. Recogí “muestras y datos” durante dos meses y estos son mis seis vinos de un mes que, en esta ocasión, duró 60 días. Espero que los consigan y los disfruten como yo lo hice.

6. 2022 Pagos de Balbás, DO Ribera del Duero, España
Este vino lo probé dictando una capacitación acerca de la Ribera del Duero y puedo decir que, desde el ataque, me sorprendió. Es un tempranillo 100% con nueve meses de paso por barrica americana, una edad de crianza que está de moda en la Ribera para poder ofrecer vinos de calidad a precios moderados. La madera apenas se le siente y predomina una fruta negra fresca que está graciosamente equilibrada con esa golosidad láctica que tanto engancha. Es perfecto para el día a día, para abrir en ocasiones casuales o para compartir en un restaurante con gran variedad de platos.
En Dominicana se consigue con La Bodega (@labodegard). A Colombia no llega para para un vino muy similar contactarse con Clos (@closvinos).

5. Gramona Brut Imperial, DO Cava, España
Enamorada es que quedé yo una vez que asistí a una cata de añadas viejas de este mítico Cava. La calidad de Gramona NO es comprable con la de la gran mayoría de vinos en su categoría, razón por la cual, armaron “rancho aparte” creando una marca colectiva con otras diez bodegas de la zona, para diferenciarse de los demás. La marca Corpinnat (corazón de la peña) asegura que el vino es elaborado bajo los más altos estándares de calidad de la DO: un mínimo de 18 meses de crianza y con uvas 100% ecológicas.
En Dominicana se consigue con La Bodega (@labodegard). En Colombia con Viñas Boutique (@vinasboutique).

4. 2020 La Vendimia, DOCa Rioja, España
Esta belleza de garnacha, elaborada por Álvaro Palacios en su bodega en Rioja, es uno de esos vinos que uno agradece que existan en la vida. ¡Es que siempre está perfecto! Tiene un equilibrio maravilloso y un cuerpo delicado que hace que sea realmente un placer beberlo. A mi me encanta para mis maridajes de entre semana cuando suelo cocinar platos suaves y ligeros. Va de maravilla con pollo al horno y ensalada o con fetuccine de hongos. También nos lo hemos bebido con tapas varias: quesos, terrinas y en fin, lo que haya para armar en la nevera.
En Dominicana se consigue con La Bodega (@labodegard). A Colombia lo lleva Kava Terroir (@kava.terroir).

3. 2023 Bruma Ocho Rosé, Valle de San Vicente, México
Hace poco tuve el honor de prestar mis servicios de sommelier en la cena que hicieron en Punta Cana, los chefs Maribel Adalco y David Castro del Restaurante Fauna en Baja California. Seleccionamos cuatro vinos de los cuales uno, Ocho Rosé, lo trajeron ellos desde su bodega, Bruma Vinícola, en el Valle de Guadalupe, la zona de producción de vinos más destacada en México. Hablando con Lulú Martínez, su enóloga, me contó todos los detalles de cómo lo elabora para obtener un rosado ultra seco y de crocante frescura. 100% sangiovese, 100% delicioso. Quedé antojada de irme a explorar viñedos a Baja.
No llegan vinos mexicanos ni a Dominicana ni a Colombia. ¡Qué mal!

2. 2022 Tramin Unterebner, Alto Adige DOC, Italia
Robert Parker le dio 95 puntos y dijo que era un pinot grigio fuera de lo común con un cuerpo totalmente inesperado. Lo probé y estoy de acuerdo. Es un vino de una presencia brutal que muestra un equilibrio explosivo con mucha fruta, elegancia y gran profundidad. Pero ¿cómo no? Es fermentado en roble, afinado en barrica durante 12 meses sobre sus lías y además, lo dejan descansar en botella tres años más antes de salir al mercado. ¡Tremendo!
En Dominicana se consigue con Cava Alta (@loscatadores). A Colombia no llega, pero para ricos vinos blancos del norte Italia hablar con Trece Grados (@_trecegrados).

1. 2020 Navazos Niepoort, Andalucía, España
Navazos Niepoort es un viaje en el tiempo. Un vino que cuenta historias del siglo XIX: la uva palomino fino que se fermenta en botas con levaduras autóctonas y que luego se afina bajo su velo de flor. Algo así como un jerez fino antes de ser encabezado. En copa es dorado intenso con toda la fragancia de su crianza biológica. En boca es seco y un toque amargo, con buena untuosidad. De esos vinos que son poema y que se van transformado mágicamente en la copa.
En Dominicana se consigue con Sembra (@sembrard). A Colombia no llega, pero debería.
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